Que haya hecho este pastel debe ser cosa de los Dioses o que se hayan alineado los astros, primero mi hija Carla siempre me dice que quiere una tarta, que ella nunca las prueba. Yo siempre le doy largas... pobre! pero este fin de semana ya me tocó la fibra y sentí que le debía un pastelito. Segundo, un blog que leo regularmente El Rincón de Bea publicó hace poco la maravillosa tarta arco iris, con la receta bien masticada me lo puso " a huevo". Es un blog genial, de visita obligada.
La idea era hacer un pastel pequeño, del tamaño de la tripita de una niña de 4 años. Me fui al chino y no vi ningún molde menor de 18 cm, así que ¡invento! aros de emplatar, pequeñitos e ideales.... hice la masa, le di color y los repartí en los "supuestos" moldes.... aquello empezó a salirse por todos lados.... ¡mal invento! al menos sirvió para hacer una bonita foto. Conclusión aros de emplatar no es igual a molde, ¿obvio no? ¡jejeje!
Después de esta primera toma de contacto daré rienda suelta a mi nueva obsesión por los pasteles blancos y probare varias versiones hasta dar con la que más me guste y entonces los pasteles blancos y yo estaremos en paz :))
Así quedo la minitarta para la golosa number one que nunca caza ni las migas de las tartas que mamá hace. Y por dentro....
Realmente la composición de colores lleva naranja en lugar de rosa, pero a falta de naranja.... ¡mezcla de amarillo y rojo! Igual ya es tarde para esa idea....
Creo que repetiremos con este pastelito y llevará color naranja!